lunes, 12 de octubre de 2015

Los derechos de los campesinos, son de los campesinos. ¡Ni un derecho menos!

Por La Vía Campesina

Hace 30 años y en esta misma sala, la sociedad civil ya propuso a la FAO el debate sobre los Derechos de los campesinos. Han pasado 30 años, toda una generación. Finalmente, se pudo aprobar el Tratado, pero lo cierto es que su puesta en práctica sigue siendo un asunto pendiente.

Junto con numerosas redes de semillas campesinas de todos los continentes, La Vía Campesina ha hecho una llamada de atención acerca de los riesgos de que se produzcan abusos en el acceso a los recursos fitogenéticos y lesiones de los Derechos de los Campesinos, todo ello debido a la colaboración establecida por el Secretariado del Tratado de Semillas con el proyecto DivSeek.

Ha llegado el momento de repetir esta llamada: no se debe permitir que las violaciones de dichos principios y de las reglas de gobernanza del Tratado acaben destruyéndolo. Ahora, parece que el Tratado está convirtiéndose en un tratado de gigabytes, que no defiende los Derechos de los Campesinos, la conservación in situ ni las semillas campesinas.

Con la velocidad a la que están sucediéndose las negociaciones del Sistema Global de Información, el Tratado debe suspender la colaboración con el DivSeek. En un espacio de unos pocos años todo el material genético de los bancos públicos de germoplasma estará secuenciado, y listo para que las multinacionales tengan acceso, sin firmar el SMTA (el Acuerdo Normalizado de Transferencia de Material). Esto supone una violación del contenido del Tratado.

Tomamos nota de la decisión del Órgano Rector de reflexionar sobre este problema, pero tememos que para cuando lo haya hecho, el mal causado ya será irreversible. Todos los recursos, a medida que se “desmaterialicen”, pasarán a formar parte del juego de las patentes.

La Vía Campesina agradece al Órgano Rector que haya permitido a la sociedad civil proponer un marco que mejore su participación. Por otro lado, estamos indignados por su decisión de haber puesto la definición de los Derechos de los Campesinos en manos de la investigación agrícola, de la UPOV y de la OMPI, sin contemplar la participación de las organizaciones nacionales e internacionales de campesinas y campesinos, que son quienes conservan y renuevan la diversidad de las semillas en sus campos.

La Vía Campesina muestra su agradecimiento a los numerosos países que han apoyado sus propuestas. Así como al gobierno de Indonesia por ofrecerse a acoger el debate sobre los Derechos de los Campesinos.

Denunciamos el comportamiento de dos países que han obstaculizado cualquier toma de decisión positiva a favor de los campesinos y campesinas.

Se podrían abrir diferentes puertas para poder avanzar, pero para que esto ocurra, es necesario que los gobiernos asuman sus responsabilidades, y colaboren en abrir estas puertas por completo en sus propios países.

La dificultad de la aplicación de los Derechos de los Agricultores se debe a que las multinacionales tienen miedo. Nosotros, los campesinos no tenemos miedo. El sistema agroindustrial está agotado; está destruyendo nuestra biodiversidad, nuestras semillas locales y sistemas de producción. Y no tienen un “Plan B”. ¿Qué va pasar cuando todo esto se acabe?

 A la industria solamente le urge obtener un máximo de beneficios en el menor tiempo posible. Mientras que, por el contrario, la prioridad de los campesinos se centra en alimentar a la población mundial y mantener la biodiversidad, que es la base de la producción alimentaria.

Es responsabilidad de los gobiernos hacer partícipes de este debate a los habitantes de las ciudades, a los consumidores y a los trabajadores.

En caso de que los gobiernos no cumplan con su deber, La Vía Campesina  tomar las iniciativas y acciones necesarias para contribuir a la concienciación de los ciudadanos.

La Vía Campesina actuará en todos los países para que los campesinos participen en la definición y puesta en práctica de sus derechos, enunciados en el marco del Tratado.

Los derechos de los campesinos, son de los campesinos.

¡Ni un derecho menos!


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