martes, 18 de octubre de 2011

Juan Carlos Camaño, presidente FELAP. "El periodismo independiente no existe"

utpba.org
Por Gonzalo León - Punto Final

La Felap, sigla de la Federación Latinoamericana de Periodistas, existe desde 1976 y tiene su sede en México.
 
Según señalan sus estatutos, “alberga a más de cincuenta instituciones ligadas al estudio y la práctica de la comunicación y el periodismo”. 
 
Desde 2007 el presidente de la Felap es el periodista argentino Juan Carlos Camaño. Y como voz autorizada en todo lo que está pasando en materia de medios, no sólo en Chile sino que en América Latina, lo entrevistamos.
 
Camaño es claro al señalar que la Felap “edita revistas, libros, establece relaciones, en la unidad de acción, con otros sectores del movimiento popular a partir de cada una de sus organizaciones en cada país, y tiene presencia en todo foro internacional donde se debate la realidad de los trabajadores de la prensa: ya sea en cuanto a los derechos humanos, el libre ejercicio de la profesión, la lucha salarial y de mejores condiciones de trabajo”. Pero también esta organización se preocupa por aquellos periodistas que han sido asesinados o desaparecidos, como sucede hoy en México, por ejemplo.
 
-¿Cómo analiza el panorama de los medios de comunicación en América Latina? ¿Aún los medios siguen unidos al poder económico y por consiguiente, a la derecha?
-Es un panorama que en los últimos años ha sufrido alteraciones interesantes, ante la aparición de más voces con más soporte técnico en la lucha contra la hegemonía mediática de los poderosos. No hablo, claro está, de un cambio en la correlación de fuerzas, sino de avances que permiten recuperar ‘musculatura’ en la pelea por la justicia social. 

-En varios países se habla de romper el cerco informativo con los medios digitales. ¿Estos medios son eficientes para romper ese cerco o son necesarios los medios escritos y audiovisuales, en donde la gente masiva y democráticamente tenga acceso a esa información?
-La historia de la Felap responde en esencia, como lo señala su consigna madre, a la lucha por ‘un periodismo libre en patrias libres’. Entonces es obvio que la lucha de la Felap no se remite a una cuestión corporativa y que todo vehículo-transporte de información-comunicación debe ser usado para la defensa de los intereses de las grandes mayorías sociales. Para romper el cerco no hay que descartar ninguna forma que contribuya a lograr ese objetivo. Hoy hay gobiernos que tomando el testimonio de organizaciones de periodistas, de organizaciones populares, libran una encomiable batalla por la democratización de la información-comunicación. 

-La ley de medios en Argentina, promovida por Néstor Kirchner, estableció a los servicios de comunicación audiovisual como de “interés público, de carácter esencial para el desarrollo sociocultural, que exteriorizan el derecho humano de expresar, recibir, difundir e investigar informaciones, ideas y opiniones sin censura”. ¿Existe una regulación similar para los medios escritos o esta ley se considera una extensión válida para éstos?
-La Ley de Medios Audiovisuales en la Argentina forma parte de ese paso de avance. Es el resultado de años de luchas, de resistencias y denuncias llevadas a cabo por organizaciones como la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba), junto a la organización que dirijo y otros actores sociales. Años de neoliberalismo rabioso, en los que luchábamos casi en soledad enfrentando a los poderes fácticos, mientras muchos minimizaban el problema o se hacían los distraídos. 

-¿Qué opinión le merecen los conglomerados como Clarín en Argentina o Copesa, en Chile? ¿Es efectivo combatirlos con otros conglomerados?
-La Felap ha planteado siempre que la lucha contra los oligopolios y monopolios es una lucha ideológica y política, y que en un mapa de medios amplísimo y complejo, cada confrontación en un país determinado requiere de un serio conocimiento de los actores en disputa. Ahora, dentro de los ‘conglomerados’ que se confrontan con los conglomerados del poder real, hay diferentes conductas periodísticas y patronales. Con algunas estamos de acuerdo, con otras no. Mucho menos cuando hay quienes nos quieren arrastrar a peleas sin diseñar con nosotros la estrategia y la táctica del conflicto. Tenemos por definición la decisión de no ir nunca ciegos a ninguna batalla. Es un principio de autonomía que respeta a otros y exige, también, que se nos respete. 

-¿Una democracia debería asegurar el acceso a la información, o eso lo regula el mercado? ¿Se puede confiar en el mercado para asegurar la libertad y diversidad de expresión?
-A esto te voy a responder con una máxima, en materia de definición ideológica, que distingue el sentido medular de la lucha de la Felap y de las organizaciones que componen la Felap: ‘No hay democracia informativa sin democracia económica’. Esto, que algunos confunden con una consigna pasada de moda, es la respuesta a la mentira que se nos quiso imponer acerca del fin de la historia y de las ideologías. El mercado es una trituradora de carne humana en un mundo lleno de alienaciones tales como la explotación laboral esclavista de viejo y nuevo tipo, las fantasías casi patológicas de la sociedad de consumo y la dinámica de reproducción y uso irracional de la tecnología. Sin democracia económica, entonces, todo es injusticia. 

-¿Cómo ve el papel que ha jugado la prensa en el conflicto de los estudiantes en Chile? ¿Existe preocupación desde la Felap, ya que casi no existen medios de oposición?
-A pesar de las distorsiones y los intentos que la prensa hegemónica pueda haber hecho para desmerecer la protesta estudiantil, estimo que no lo logró. El conflicto recorre el mundo y el carácter del conflicto ha quedado claro. Eso ocurre al mismo tiempo que en la feroz crisis del capitalismo son evidentes otros grandes conflictos: por el pan, el trabajo, la vivienda, la salud pública, la tierra, el petróleo, el agua. Sí, a la Felap le preocupa que los dueños del dinero, en Chile o en cualquier lugar del planeta, barran con los medios que se le oponen. 

-¿Quién es mejor para la Felap: el periodista militante o el independiente? ¿O cómo analizan ambas figuras?
-El periodismo independiente no existe. No existió nunca, ni existirá. Como dijera Marx: ‘la historia de la Humanidad es la historia de la lucha de clases’, y en esa realidad nadie es independiente, ni siquiera quien lo diga mil veces, haciendo ridícula abstracción de la sociedad. 

-Por último, ¿qué países en Latinoamérica están siendo exitosos en ofrecer una amplia gama de información? ¿La Felap hace algo para que eso ocurra?
-La información-comunicación-mundo responde mayoritariamente a lo antes denunciado. Contra eso la Felap no se calla, mantiene vivos sus centros de capacitación y formación en Buenos Aires y en La Habana; la coordinación entre sus organizaciones para exigir la defensa de la vida de los periodistas -a través de la Comisión de Investigación de Atentados a Periodistas, con sede en Chile-; el Plan Salud de los Periodistas, del que ya participaron hasta aquí miles de trabajadores de prensa de Chile, Cuba, Argentina, Ecuador, México, República Dominicana, Nicaragua, Puerto Rico, Panamá, Paraguay y Perú, quedando pendiente para este año, Guatemala y Brasil.

 
 

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