miércoles, 10 de junio de 2009

Izquierda europea y gobierno del Fsln: un tema complicado

Entrevista a William Grigsby por Jorge Capelán

William Grigsby Vado es un periodista nicaragüense, ex-editor jefe de El Nuevo Diario y Barricada, presidente de la asociación de periodistas de radio APRANIC y, entre muchos otros, director del popular programa de análisis Sin Fronteras.

Pero Grigsby es además un revolucionario comprometido: Dirigente estudiantil en los 70s, militante del Frente Sandinista desde 1978, fundador de la corriente de izquierda del FSLN en 1994 y miembro de su comité central, la Asamblea Sandinista.

En las vísperas de la celebración del 30º aniversario de la Revolución Popular Sandinista, a 47 años de la fundación del FSLN y 81 del inicio de la lucha de Augusto C. Sandino lo entrevistamos en Estocolmo para saber cómo ve uno de los más agudos analistas políticos de Nicaragua el desarrollo histórico del FSLN, sus perspectivas de futuro y las de esta ola emancipadora que recorre América Latina.

Un tema complicado para la izquierda europea

JC: Nicaragua y el Frente Sandinista son un tema complicado para la izquierda europea sobre el que no se escribe mucho, sobre todo en términos positivos. ¿Cuáles te parece que son las principales dificultades de esta izquierda para apreciar el desarrollo político de Nicaragua?

WGV: La izquierda, principalmente la europea y la del hemisferio norte, no ha logrado superar la derrota del Frente Sandinista de 1990 y se ha quedado anclada en aquellos tiempos y en aquella década. 20 años después quisieran que todo volviese a ser igual que antes, y que todo no hubiese sido más que una pesadilla. Pero han transcurrido 20 años y Nicaragua ha cambiado muchísimo -en general, para mal- así como el mundo ha cambiado –también- para mal. No podés hacer un análisis de la situación del país hoy en día con el mismo prisma con el que lo hacías en los años 80.

Hay diferencias cualitativas. La primera, creo, y que es probablemente donde más se empantana la izquierda universal, es a nivel subjetivo: Hoy en día Nicaragua tiene a un 60 por ciento de la población que no vivió la revolución. Un 75 por ciento de la población no vivió la dictadura somocista. Para la gran mayoría del pueblo nicaragüense, tanto la revolución sandinista como la dictadura somocista son una referencia, no sólo lejana sino, lo que es peor, ajena. Además tenés entre la gente una ignorancia o un conocimiento deformado de lo que ocurrió en ese entonces en el país.

Por otra parte, el neoliberalismo no sólo es una modalidad del capitalismo que saquea a los pueblos a través de un neocolonialismo encubierto, sino también es un sistema ideológico que pervierte a los ciudadanos y los convierte en meros consumidores, no sólo de mercancías, sino de los mensajes de los grandes medios, absorbiendo como una esponja contenidos ideológicos, maneras de comportarse, que te encadenan a la individualidad, al aislamiento y a una competencia desalmada con tus iguales. De manera que eso que se dice en términos teóricos tiene una concreción práctica.

Ahora te encontrás a una inmensa mayoría del pueblo nicaragüense que, aún estando empobrecida, sometida a regímenes de semiesclavitud, no logra despegar para la organización social para enfrentarse al sistema y conquistar sus derechos. La lucha es más para satisfacer las necesidades individuales que las colectivas, aún las del país.

El neoliberalismo fue muy exitoso en confiscar el derecho del pueblo a la participación política bajo el precepto de que la política y los políticos son corruptos, de que la política es para los vagos, etcétera. Esas ideas fueron penetrando en las nuevas generaciones de modo que para mucha gente el principal interés es encontrar una posibilidad de irse de Nicaragua, arreglando su vida sin necesidad de mayores sacrificios aunque esclavizándose. Hace 30 años hubo una juventud que, en casi el cien por ciento, salió a las calles, tomó las armas y contribuyó al derrocamiento de la dictadura.


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http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/general/54582



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