jueves, 14 de mayo de 2009

Honduras en zona de quiebre


Por Félix Antonio Molina

Las fuerzas opositoras a la consulta popular que promueve el presidente Manuel Zelaya en alianza con sectores sociales organizados perderán este pulso; han perdido antes casi todas las batallas de conquista de la opinión de la gente, el gran escenario del poder.

Perdieron quienes quisieron ver a Zelaya en la lona por los puñetazos del magisterio, los chantajes de las importadoras de combustibles o los supuestos enojos de Washington, cuyos voceros locales soñaban ver la cancelación de la Cuenta Desafíos del Milenio y el fin del TPS para la diáspora catracha, en castigo por las proximidades con Chávez.

Perdieron quienes esperaban la aprobación inmediata en 2006 de la Ley de Telecomunicaciones a su gusto con la privatización de Hondutel incluida, la enajenación de la Portuaria, el SANAA y la ENNE... el Gran Plan de Nación de Farallones.

No han ganado quienes quisieron escuchar la voz del traje púrpura de Villa Iris en contra del ex alumno del San Miguel por suprimir en la factura de la ENEE el ajuste por combustible y cobrar tarifa real a los grandes consumidores, y tampoco ganaron aquellos que tendieron un cerco mediático alrededor de Casa Presidencial con la siguiente instrucción: "nada de fotos, nada de textos oficiales, todos atentos a sus pifias".

Perdieron quienes se burlan de él por ese pujido antes de las palabras mal pronunciadas, sus botas picudas, sombreros de ala, motocicletas renegadas, bigotes mostachos, hebillas vaqueras, caballos peruanos, guitarras desafinadas, esas improvisadas coplas con Polache o los recorridos en tractores y aviones de combate. Todo eso le sirve a este llanero para comunicarse en alta velocidad con una población que no escribe ni da cátedras, pero que está harta de los rituales de una clase política engolada, fastuosa, miope y corrupta.

Perderán los que creen que el FMI no firmará un acuerdo temporal con Honduras por las críticas del gobernante y los que se mofan de la dirigencia popular del 1 de mayo por coincidir con el Presidente en casi todos los 12 puntos que demandan al Estado.

El Partido Nacional, el Partido Liberal suacordovista, los movimientos eclesiales fundamentalistas -católicos y evangélicos -, los medios de desinformación, unos cuantos analistas oficiosos y unos pequeños sectores de izquierda tradicional atragantados en su propia soberbia e intolerancia, no pueden contra Zelaya.

No pueden porque los imaginarios colectivos del país ya no son propiedad de los partidos, las iglesias y la prensa en sus diversas expresiones. Y no pueden, porque no se vale menospreciar a nadie.

Mel no desconoce que estas instituciones de poder duro siguen siendo influyentes, pero ya no deciden. Algo bien serio pasó, que no pueden imponer el pensamiento único.

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